viernes, 17 de abril de 2015

El diablo viste de Prada

Por Ramón Ruestes Faire


Dos ángeles de la moda

Hoy nos centramos en otra comedia con El diablo viste de Prada, del director estadounidense David Frankel. El interés de la obra a primera vista es el protagonismo de Anne Hathaway y la participación de Meryl Streep. Dicho esto, buenas críticas y varias nominaciones en los Oscar, Globos de Oro y BAFTA terminan de inclinar la balanza.

La premisa de la obra es sencilla: Andy Sachs, una joven y humilde periodista busca trabajo dentro del mundo de las revistas. Sin saber muy bien cómo, termina trabajando como ayudante de Miranda Priestly, la directora de una de las mayores revistas de moda del mundo.

Una princesa de la gran pantalla

El reparto está encabezado por Anne Hathaway. La joven actriz neoyorkina de 32 años se ha convertido en una de las grandes estrellas de la gran pantalla. Más meritoria aún es su interpretación dado que la película que hoy destacamos es de 2006, por lo cual Anne la protagonizó con solo 23 años. Destacar sus inicios protagonizando Princesa por sorpresa (2001), con solo 19 años. Su trabajo siguió con obras como La joven Jane Austen (2007) y Amor y otras drogas (2010). Su carrera llegó al punto álgido con Batman, el caballero oscuro (2012) y la obra maestra de Los miserables (2012), título que le valió el Oscar el 2013 como Mejor Actriz de Reparto, además de galardones en los Globos de Oro, los BAFTA y del Sindicato de Actores en la misma categoría. El éxito en su carrera goza de una gran salud, como plasma su protagonismo en Interstellar (2014), el último éxito made in Christopher Nolan.

Después de mostrar mi “ligera” devoción por la Anne Hathaway, nos volvemos a centrar en la película que hoy nos toca. Anne interpreta el papel de Andy Sachs, una humilde y joven periodista en busca de un trabajo en una revista. El destino le hace iniciar su carrera laboral como ayudante de Miranda Priestly, en una de las revistas de moda más importantes del mundo. Anne desarrolla su papel de forma ideal, un papel sin grandes necesidades pero que le encaja a la perfección, dando la sensación de que el personaje parece haber sido diseñado para ella. El personaje muestra una evolución pausada pero muy marcada, aunque una trama muy bien elaborada la hace casi imperceptible.

La dama de hierro de la moda

Anne tiene una escudera de auténtico lujo, Meryl Streep. La veterana actriz cuenta en su haber con 3 Oscars, como Mejor Actriz por su papel en La dama de hierro (2012) y La decisión de Sophie (1982) y Mejor Actriz de Reparto por Kramer vs Kramer (1979). 3 estatuillas de las cuales dos como Mejor Actriz. Un reconocimiento solo al alcance de unas pocas iluminadas. En esta ocasión interpreta a Miranda Priestly, la directora de la revista Runway. Su personaje es una auténtica dama de hierro, exigente, seria, profesional y con las ideas claras de cómo llegar y mantenerse en las altas esferas de la moda. Su opinión inspira respeto entre rivales y amigos y su carácter de hierro la hace un personaje realmente interesante. La interpretación se hace compleja y Meryl Streep la encumbra. Cada movimiento, cada mirada, cada palabra se ajusta a complementar el personaje. Sin duda, tanto Anne como Meryl Streep encumbran sus personajes. Dos actrices tocadas por el éxito ensalzando dos personajes llenos de matices, un auténtico placer poder disfrutar de su trabajo.

Dentro de los numerosos secundarios, me gustaría destacar a Simon Baker. El actor australiano, conocido por protagonizar El mentalista (2008 – 2015) hace el papel de seductor. Sin duda, un papel testimonial y se convierte en nada si se compara con los dos anteriores. Igual les pasa a Emily Blunt, Adrian Grenier o Stanley Tucci, los cuales, haciendo un gran trabajo, quedan eclipsados por las protagonistas.

Un ángel vestido de Prada

La trama sigue la línea del reparto. Una premisa sencilla, evolucionada de forma magistral hace una obra realmente buena. Una trama ligera y un desarrollo constante, amenizados por las excentricidades de Miranda y las aventuras y desventuras de Andy desembocan en una gran comedia. No hay momentos puntuales de carcajadas, ni situaciones grotescas ni ambientes cargados, la trama consigue una sonrisa constante durante toda la obra. No es propiamente una comedia romántica, dado que el punto romántico, aun existiendo, es muy secundario.

Por último, destacar la belleza visual de la obra. No hablamos de grandes paisajes, ni una gran fotografía. La belleza visual de la obra se centra en la moda. Sin ser un experto en ella, cada vestido que se muestra en el film, concretamente los que exhibe Anne Hathaway, desprenden belleza. El uso de la moda en el personaje de Anne es un punto clave en la trama y en el conjunto de la obra. Ese punto también se desarrolla de forma magistral, complementando una fantástica película.

En resumen, un majestuoso trabajo del reparto, con una trama sencillamente perfecta para una comedia y una belleza visual o de vestimenta excelsa hacen una obra maravillosamente agradable de ver.


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